Hace unos 22 años, como universitaria, me preocupaba como en Estados Unidos, que aspira a ser una sociedad con oportunidades para todos, el entorno en el que nacías marcaba las perspectivas educativas.

15 millones de niños, en situación de pobreza, no tienen acceso a la universidad. En el cuartil superior de la economía, en cambio, el 80% de los estudiantes tienen la posibilidad de graduarse.

Se suponía que mi generación era la generación del yo, pero no pensábamos que esta etiqueta se correspondiera con nuestras inquietudes. Estábamos muy lejos de trabajar para bancos de inversión y consultorías y para acceder a Wall Street y hacer mucho dinero.

Mi deseo, con la ingenuidad de una joven universitaria, era que todo el mundo pudiera acceder a la educación. Inspirándonos en el Cuerpo de paz, creado por Kennedy a partir de cinco personas, emprendimos un proyecto para formar a 500 profesores procedentes de los grandes campus universitarios del país, que extendieran un mensaje de cambio transformador. Este fue el inicio de Teach for America.

El objetivo era cambiar la definición de lo que significa enseñar. Muchos de nuestros profesores, a lo largo de los años, han comprobado que los niños en situación de pobreza también pueden salir adelante, también se les puede dar una educación que les permita transformar su vida. Sólo hay que cambiar la forma cómo están configuradas las escuelas.

En Washington, Teach For America colaboró en un proyecto promovido por el alcalde para mejorar los malos resultados de los alumnos. Se cambiaron muchas cosas del sistema simplemente porque nunca se pensó que fuera imposible cambiarlas. Por ejemplo, se estableció un nuevo contrato que eliminó un profesorado funcionarial e impulsó unos honorarios según los resultados de los alumnos.

Ahora estamos trabajando en todo el mundo, con emprendedores sociales que se han decidido a encauzar la energía para conseguir un sistema educativo transformador. En España, Teach for All está colaborando con Javier Roble en el interesante proyecto “Empieza por educar”. 

Esto han sido los últimos veinte años. Cuando contemplo los próximos veinte años, pienso en movimientos imparables que permitan el acceso  a una buena educación para todos.

1. Para aquellos de vosotros que pensáis en cómo garantizar las oportunidades educativas para todos los estudiantes, debemos pensar que éste es un problema que se puede resolver. Comunidades enteras consiguen cambios impresionantes. El cambio transformador para los niños dependerá de un líder importante, el maestro, que se comprometa, con los padres, que ayude a los niños a conseguir su objetivo educativo.

2. El mundo os necesita, a los jóvenes, antes de que consigáis mucha experiencia. Es más importante el talento, la pasión y la determinación de la gente joven. Os animo a que canalicéis vuestra energía para resolver los problemas del mundo. Son problemas difíciles, que requieren tiempo, así que espero que empecéis pronto.