EG: La gente joven a menudo se siente insegura. ¿Cómo podemos evitarlo?

BH: No solo los cantantes tienen miedo; la vida consiste en enfrentarnos a nuestros miedos. Crecí como una refugiada en mi propio país porque de joven no tenía los mismos derechos que los demás norteamericanos, y hasta 1965 no fui una ciudadana de pleno derecho. Crecí con miedo. Cuantos más miedos afrontas, más fuerte te haces. Debes ir dando pequeños pasos y cada vez tendrás menos temores.

Tienes que plantearte por qué sales al escenario y cantas. Debes ser honesto. Para mí, ser artista es una de las cosas más honestas, pero siempre tienes que estar detrás de tu arte, porque le haces un servicio. Estás allí para compartir un mensaje universal, es algo más grande que tú, y entonces ya no tienes miedo.

EG: Cuando estamos trabajando en diversas disciplinas, por ejemplo docencia y música, ¿hay que elegir?

BH: Debes ir con tu pasión por delante, y así ya no te harás esta pregunta. Si te levantas por la mañana y piensas que quieres cantar, tienes que dedicarte a ello.

EG: ¿Qué consejo les darías a estos jóvenes que se van del Fórum IMPULSA hoy con todo lo que hemos vivido aquí?

BH: La respuesta está dentro de ti. Hemos recibido muchos mensajes inspiradores, pero lo que realmente cuenta es lo que te remueve por dentro y te hace buscar una diferencia. Mi vida es un grano de arena, pero este grano importa. Para una chica del sur de los Estados Unidos, como yo, la educación era muy importante. El conocimiento nunca sobra, y por eso estudié matemáticas y química. Y cantar parecía no ser una profesión para mí, aunque siempre había sabido que podía cantar y que podía cantar bien. Cuando me dieron la oportunidad de estudiar en la escuela Juilliard de Nueva York a los 19 años, decidí lanzarme al vacío y probarlo. Y aquí estoy.

Ahora que estoy retirada canto porque me gusta, o porque se trata de un proyecto interesante. No podría vivir sin cantar, pero sí podría vivir sin las carreras que he hecho.

EG: ¿Cómo lo combinas con el compromiso social?

BH: Ser activista es una obligación de cada ciudadano. Cuando tuve los derechos como ciudadana, me preocupé también por mis responsabilidades. Cada uno debe colaborar en el grado que pueda.

Sed subversivos, cuestionaos las reglas: las reglas cambian en el tiempo, y cambian porque las personas lo provocan. Es tarea vuestra preguntaros por qué las cosas son como son. Deberíais entender la crisis como una oportunidad porque vosotros, la juventud, podéis establecer nuevas reglas.